cuando ocultamos nuestros problemas
bajo una sonrisa que nos duele calcar.
Somos infieles
a nuestro amor propio
cuando amamos lo que odiamos.
Somos insignificantes
cuando nos odiamos
por hacer lo que nos da asco
y desechamos un abrazo
por la falta de tiempo.
Somos despreciables
cuando quemamos la fe
en nosotros mismos
por ponerla en algo que no existe.
Somos ignorantes
cuando no distinguimos
entre querer estar sobre todos
sin ver como destruimos el entorno,
como destruimos una mirada fija
acompañada por un beso,
de esos que te sacan de esta realidad.
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